OJALÁ
- ¿Olvida usted algo?
- ¡Ojalá! – dijo ella mientras
rebuscaba, ya por segunda vez, en los bolsillos de un abrigo de visón de color
marrón – no hay tiempo, María, haz el favor de concentrarte, joder. ¿Dónde
leches lo has metido? – gritaba con cierto ahogo mientras su flacidez hacía que
cayese contra su voluntad, acabando tirada en el suelo, apoyada de rodillas y
manos, mientras le borraba el maquillaje un piélago de lágrimas, que acabó por
nublarle la vista y que corría por sus mejillas, pálidas, hasta desembocar en
sus labios marchitos.