Translate

martes, 29 de abril de 2014

      Esta entrada participa en el I Certamen de Cuentos de Ciencia organizado por el blog Cuantos y cuerdas ( http://cuantosycuerdas.blogspot.com.es/ ).

LA MORAL DEL SUPERLINFOCITO TH


La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
Friedrich Nietzsche

PRÓLOGO

      Ya ha conseguido traspasar la piel, incluso las mucosas que, se supone, iban a protegernos. En unos escasos segundos la veremos, y para entonces debemos estar preparados. No podemos permitir que nos encuentre por sorpresa, o muchos de nosotros moriremos, aunque eso no es lo que más me preocupa. Si unos cuantos dejamos la vida en zona de guerra, otros podrán ocupar nuestro lugar. El verdadero problema que me carcome es que el ser que se dirige ahora mismo hacia aquí nos es completamente desconocido.


CAPÍTULO 1: DISONANCIA COGNITIVA

       - ¡Todos a sus puestos de combate!
      Es inevitable impedir el avance de la bacteria, aunque admito que albergo la esperanza de que retroceda en sus pasos y abandone el organismo que habitamos. Supongo que, simplemente, recurro al autoengaño con la finalidad de pensar por un solo instante que saldremos vivos de la inminente lucha.
      ¿En qué diablos estoy pensando? Debería centrarme en vencer al enemigo que, a pesar de haber acudido en solitario a invadirnos, es capaz de desmoronarnos a todos si cometemos un mero fallo. La vida del humano en el que me asiento está en mis manos en este preciso instante, y ¿qué hago al respecto?, inventarme patrañas para apaciguar mi mente, al tiempo que el parásito prosigue su acercamiento sin intención de detenerse. A menos que abandone este miedo que me corroe, temo que moriré antes de lo que había previsto.


CAPÍTULO 2: JUNTA DE GUERRA

      - ¡Soldados, vengan aquí de inmediato! Macrófagos: os encargaréis de fagocitar a la bacteria. Cuando lo hagáis, colocad una señal en vuestra membrana que podamos captar los Linfocitos TH. Si no lo hacéis, no seremos capaces de reconocer la infección bacteriana y no lograremos activar al resto de defensas del ejército para acabar con los posibles hijos que haya tenido desde que atravesó la piel.
       - ¡Sí, señor!
      - ¿A qué esperáis? Corred a hacer lo que os acabo de encomendar, cada segundo que permanecemos sin actuar, es un segundo que le regalamos al contrario. Linfocitos TH: cuando veamos a algún macrófago con un receptor de membrana extraño, nuestra tarea es acudir de inmediato y adherirnos a él, pues ha sido infestado. Desencadenaremos posteriormente la respuesta inmunitaria que ya conocéis. Eso era todo lo que tenía que anunciaros, ahora dispersaos por la sangre en busca de las áreas contaminadas.  
      - Pero señor, ¿acaso es necesario emplear a la milicia completa? ¿No resultaría más rentable avisar a los Linfocitos B de memoria inmunológica y, así, acelerar el proceso? Ellos guardan la información de todo aquel agente extraño al que nos hemos enfrentado hasta ahora. Estoy seguro de que son conscientes del rival con el que nos batimos. Con su ayuda, sólo tendríamos que activar una respuesta secundaria. La primaria que usted propone es totalmente prescindible.
      - Mucho me temo que esta bacteria es desconocida aún por los Linfocitos B, pues nunca antes habíamos mantenido contacto con ella. Es completamente necesario, por ello, desplegar una respuesta completa. Confío en ti y en los demás, sé que no erraréis y que lograré sentirme orgulloso de vosotros.
      De lo que no estoy seguro es de si conseguiré el valor suficiente para no defraudarles yo a ellos.


CAPÍTULO 3: NIHILISMO PASIVO

      La dispersión del escuadrón inmunitario por los distintos tejidos ha sido rápida. Mis camaradas se encuentran ya trabajando, aunque el germen es más eficiente que ellos y no creo que tarde demasiado en apoderarse de las bases militares. Mientras tanto, yo me limito a esperar la hora de la muerte, pues pienso que es inútil que luche contra algo que, al final, va a acabar matándome.
      El estado de salud del niño en el que vivimos empeora constantemente, ni siquiera presenta un solo signo de mejora. Me asusta el simple hecho de imaginar que deje de respirar en cualquier instante. Tengo miedo de que fallezca. Él, que es tan pequeño, tan risueño, ¡tan indefenso…!
      ¿Indefenso?


CAPÍTULO 4: NIHILISMO ACTIVO. TRANSVALORACIÓN

      ¿Cómo he sido capaz de permanecer tan ciego todo este tiempo? Si el ser humano en el que resido se halla en peligro es exclusivamente por mi culpa. Yo formo parte de su sistema defensivo, y desde que la bacteria nos invadió me he ajustado a quedarme quieto, pasivo, frente al ataque. El estado de salud del pequeño empeora debido a que no me atrevo a aceptar la lucha, pues el miedo me inunda por completo. Y si un solo soldado falla, si yo fallo; el resto del ejército también caerá.
      Creo que ha llegado la hora de que me deshaga de las cadenas que me atan al terror, a la duda, de que consiga el valor suficiente para lograr superarme a mí mismo, vencer mi desconfianza y lanzarme a la zona de batalla decidido a vencer.


CAPÍTULO 5: DESARROLLO DE LA GUERRA

      No ha sido difícil encontrar a un macrófago invadido pues, tal y como les pedí, cada uno de los que han sido infectados por la bacteria ha colocado en su membrana una señal de aviso para nosotros, los linfocitos TH.
      Ahora mismo todas mis fuerzas y mi voluntad recaen en fabricar interleucina para activar al resto de linfocitos de mi especie, a los TC, a los TS y a los B, también a los macrófagos que aún siguen sin participar en la lucha armada. Dicha sustancia servirá para que los TC perforen al enemigo y para que los TS controlen que todo el ejército cumpla su misión correctamente y de la manera en que se les fue encomendada. Confío en que aún no sea demasiado tarde para acabar con el contagio.
      Los linfocitos B, por su parte, no cesan en la producción de numerosos clones que los imiten, además de otras células con un tamaño descomunal cuya tarea se basa en emular a los macrófagos. Algunos, sin embargo, han sido destinados a salvaguardar toda la información que sean capaces acerca del adversario con vistas a un nuevo ataque futuro.


EPÍLOGO: ÜBERMENSCH


      No me gustaría especular sobre cuál será el resultado final de esta contienda, pero admito que nuestro contrincante no está resultando ser tan poderoso como había sospechado. O quizás no sea eso lo que esté ocurriendo, y que lo único que pase sea que he conseguido dejar atrás mi miedo y me esté convirtiendo, consecuentemente, en el Übermensch de la filosofía nietzscheana. En un superhombre o, en mi caso, en un superlinfocito TH. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario