Esta entrada
participa en el I Certamen de Cuentos de Ciencia organizado por el blog Cuantos
y cuerdas ( http://cuantosycuerdas.blogspot.com.es/ ).
LA MORAL DEL SUPERLINFOCITO TH
La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
Friedrich
Nietzsche
PRÓLOGO
Ya ha conseguido traspasar la piel,
incluso las mucosas que, se supone, iban a protegernos. En unos escasos
segundos la veremos, y para entonces debemos estar preparados. No podemos
permitir que nos encuentre por sorpresa, o muchos de nosotros moriremos, aunque
eso no es lo que más me preocupa. Si unos cuantos dejamos la vida en zona de guerra,
otros podrán ocupar nuestro lugar. El verdadero problema que me carcome es que el
ser que se dirige ahora mismo hacia aquí nos es completamente desconocido.
CAPÍTULO 1: DISONANCIA COGNITIVA
- ¡Todos a sus puestos de combate!
Es inevitable impedir el avance de
la bacteria, aunque admito que albergo la esperanza de que retroceda en sus
pasos y abandone el organismo que habitamos. Supongo que, simplemente, recurro
al autoengaño con la finalidad de pensar por un solo instante que saldremos
vivos de la inminente lucha.
¿En qué diablos estoy pensando?
Debería centrarme en vencer al enemigo que, a pesar de haber acudido en
solitario a invadirnos, es capaz de desmoronarnos a todos si cometemos un mero
fallo. La vida del humano en el que me asiento está en mis manos en este
preciso instante, y ¿qué hago al respecto?, inventarme patrañas para apaciguar
mi mente, al tiempo que el parásito prosigue su acercamiento sin intención de
detenerse. A menos que abandone este miedo que me corroe, temo que moriré antes
de lo que había previsto.
CAPÍTULO 2: JUNTA DE GUERRA
- ¡Soldados, vengan aquí de
inmediato! Macrófagos: os encargaréis de fagocitar a la bacteria. Cuando lo
hagáis, colocad una señal en vuestra membrana que podamos captar los Linfocitos
TH. Si no lo hacéis, no seremos capaces de reconocer la infección bacteriana y no
lograremos activar al resto de defensas del ejército para acabar con los
posibles hijos que haya tenido desde que atravesó la piel.
- ¡Sí, señor!
- ¿A qué esperáis? Corred a hacer lo
que os acabo de encomendar, cada segundo que permanecemos sin actuar, es un
segundo que le regalamos al contrario. Linfocitos TH: cuando veamos a algún
macrófago con un receptor de membrana extraño, nuestra tarea es acudir de
inmediato y adherirnos a él, pues ha sido infestado. Desencadenaremos
posteriormente la respuesta inmunitaria que ya conocéis. Eso era todo lo que
tenía que anunciaros, ahora dispersaos por la sangre en busca de las áreas contaminadas.
- Pero señor, ¿acaso es necesario emplear
a la milicia completa? ¿No resultaría más rentable avisar a los Linfocitos B de
memoria inmunológica y, así, acelerar el proceso? Ellos guardan la información
de todo aquel agente extraño al que nos hemos enfrentado hasta ahora. Estoy
seguro de que son conscientes del rival con el que nos batimos. Con su ayuda, sólo
tendríamos que activar una respuesta secundaria. La primaria que usted propone es
totalmente prescindible.
- Mucho me temo que esta bacteria es
desconocida aún por los Linfocitos B, pues nunca antes habíamos mantenido
contacto con ella. Es completamente necesario, por ello, desplegar una
respuesta completa. Confío en ti y en los demás, sé que no erraréis y que
lograré sentirme orgulloso de vosotros.
De lo que no estoy seguro es de si
conseguiré el valor suficiente para no defraudarles yo a ellos.
CAPÍTULO 3: NIHILISMO PASIVO
La dispersión del escuadrón
inmunitario por los distintos tejidos ha sido rápida. Mis camaradas se
encuentran ya trabajando, aunque el germen es más eficiente que ellos y no creo
que tarde demasiado en apoderarse de las bases militares. Mientras tanto, yo me
limito a esperar la hora de la muerte, pues pienso que es inútil que luche contra
algo que, al final, va a acabar matándome.
El estado de salud del niño en el
que vivimos empeora constantemente, ni siquiera presenta un solo signo de
mejora. Me asusta el simple hecho de imaginar que deje de respirar en cualquier
instante. Tengo miedo de que fallezca. Él, que es tan pequeño, tan risueño, ¡tan
indefenso…!
¿Indefenso?
CAPÍTULO 4: NIHILISMO ACTIVO.
TRANSVALORACIÓN
¿Cómo he sido capaz de permanecer
tan ciego todo este tiempo? Si el ser humano en el que resido se halla en
peligro es exclusivamente por mi culpa. Yo formo parte de su sistema defensivo,
y desde que la bacteria nos invadió me he ajustado a quedarme quieto, pasivo,
frente al ataque. El estado de salud del pequeño empeora debido a que no me
atrevo a aceptar la lucha, pues el miedo me inunda por completo. Y si un solo
soldado falla, si yo fallo; el resto del ejército también caerá.
Creo que ha llegado la hora de que me
deshaga de las cadenas que me atan al terror, a la duda, de que consiga el
valor suficiente para lograr superarme a mí mismo, vencer mi desconfianza y
lanzarme a la zona de batalla decidido a vencer.
CAPÍTULO 5: DESARROLLO DE LA GUERRA
No ha sido difícil encontrar a un
macrófago invadido pues, tal y como les pedí, cada uno de los que han sido
infectados por la bacteria ha colocado en su membrana una señal de aviso para
nosotros, los linfocitos TH.
Ahora mismo todas mis fuerzas y mi
voluntad recaen en fabricar interleucina para activar al resto de linfocitos de
mi especie, a los TC, a los TS y a los B, también a los macrófagos que aún
siguen sin participar en la lucha armada. Dicha sustancia servirá para que los
TC perforen al enemigo y para que los TS controlen que todo el ejército cumpla
su misión correctamente y de la manera en que se les fue encomendada. Confío en
que aún no sea demasiado tarde para acabar con el contagio.
Los linfocitos B, por su parte, no
cesan en la producción de numerosos clones que los imiten, además de otras
células con un tamaño descomunal cuya tarea se basa en emular a los macrófagos.
Algunos, sin embargo, han sido destinados a salvaguardar toda la información que
sean capaces acerca del adversario con vistas a un nuevo ataque futuro.
EPÍLOGO: ÜBERMENSCH
No me gustaría especular sobre cuál
será el resultado final de esta contienda, pero admito que nuestro contrincante
no está resultando ser tan poderoso como había sospechado. O quizás no sea eso
lo que esté ocurriendo, y que lo único que pase sea que he conseguido dejar
atrás mi miedo y me esté convirtiendo, consecuentemente, en el Übermensch de la
filosofía nietzscheana. En un superhombre o, en mi caso, en un superlinfocito TH.
No hay comentarios:
Publicar un comentario